Resulta que la raiz de que vivimos en el ciclo de pecar y confesarnos está aquí

A través de la comunicación, hemos entendido que no podemos ser purificados si seguimos pecando, ni estamos cualificados para entrar al reino celestial. Por eso, muchos hermanos y hermanas están confundidos de que han sido perdonados debido a la rendición del Señor Jesús, y también siempre han estado confesando sus pecados y arrepintiéndose ante Él, pero ¿por qué aún no nos han liberado de la esclavitud del pecado y continuamos viviendo en él?

Es muy importante entender esta pregunta para procurar la salvación y entrar en el reino de Dios. Antes de nada, vamos a ver unas palabras de Dios.

Dios Todopoderoso dice: “Es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios”.

“Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayoría de los hombres pecan durante el día y se confiesan por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para ellos, no podría salvarlos del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto”.

De “La Palabra manifestada en carne”

De la Palabra de Dios vemos que la razón por la cual seguimos viviendo en el pecado después de creer en el Señor, es que solo hemos sido perdonados por el medio de la obra redentora del Señor Jesús en vez de que hemos resuelto nuestras naturalezas pecaminosas. Todos sabemos que la gente había sido cada vez más corrupta pecando con más frecuencias en el último tiempo de la Era de la Ley, toda la humanidad había estado enfrentando el peligro de ser condenada a la muerte, como Dios no fue capaz de soportar que la humanidad fuera destruida, se encarnó personalmente y fue crucificado como la ofrenda del pecado en la cruz para salvar a ella. En esa época, la humanidad sólo tenía que aceptar al Señor Jesús como el Salvador, su pecado sería perdonado, y ella no iría a ser condenada por las leyes, eso es el verdadero significado de la obra de la rendición. La obra que ha hecho el Señor Jesús fue la obra de redención en vez de la de quitar pecados. Aunque nuestros pecados han sido perdonados, seguimos teniendo naturaleza pecaminosa. Por ejemplo, la arrogancia, el egoísmo, la codicia, el engaño, etc., estos caracteres satánicos son más duros que pecados, también son la raíz del pecado, estamos siendo atados por ellos siendo incapaces de practicar las enseñaza del Señor, por eso vivimos en el ciclo de pecar y confesar. Si no los resolvemos no podremos liberarnos del pecado, seremos molestado por él eternamente, no tendremos nunca cualificados para ser arrebatados al reino de los cielos. Porque Dios es santo, no nos merecemos ver a Él sin ser purificado.

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